sábado, 8 de marzo de 2008

Deruta. El Paraíso de la Cerámica.



Deruta, con una población de algo más de 8.000 habitantes, es desde la Edad Media uno de los centros de Italia más prestigiosos de producción de cerámica artesanal, reconocido en el mundo entero por su elevado valor artístico.
Desde finales del siglo XIII, las cerámicas de Deruta han sobresalido por su cuidada manufactura y por las espléndidas decoraciones de sus jarrones, jarras, vajillas y un sin fin de objetos de uso doméstico o puramente ornamental, como escudos heráldicos, imágenes religiosas, centros de mesa, candelabros y demás adornos tanto para la decoración de casas y palacios como para lugares de culto, de manera de llegar a convertirse en piezas de incalculable valor artístico, muchas de las cuales están conservadas en los principales museos del mundo.
Esa antiquísima tradición que conoció su máximo esplendor a partir del siglo XVI, y que al día de hoy se ha transformado en una producción señera a nivel internacional, cuenta en su haber con maestros ceramistas tan ilustres como Paolo da Deruta, Giacomo Mancini “Il Frate”, Andrea di Cecco, Francesco Urbini y Gregorio Caselli que, entre los siglos XV y XVIII, elevaron sus trabajos a la categoría de verdaderas obras de arte o, incluso, maestras.
En 1961, se inauguró en Deruta el “Istituto Statale d’Arte per la Ceramica”, cuya valiosa labor de estudio, análisis, investigación, documentación y clasificación, le ha llevado a erigirse en la institución de referencia para las más de doscientas firmas de cerámica que operan en el territorio.

Esta hermosa localidad de Umbría, arrellanada en una de las colinas que dominan el Valle del Tíber, está situada a 15 km. al sur de Perugia, a cuya provincia pertenece.
No obstante se sepa que sus orígenes son antiquísimos, éstos son aún inciertos. Se deduce por los hallazgos arqueológicos y por los distintos nombres adoptados por la ciudad desde siglos antes de la cristiandad: Ruta, Rupto, Direpta y Diruta, hasta llegar al actual Deruta, que la primera civilización que se estableció oficialmente en su área territorial fue la romana, si bien con anterioridad hubo asentamientos etruscos, umbros e, incluso, precedentes, ya que se han encontrado vestigios que proceden de entre el Neolítico Medio y el Final.

Deruta, por su posición geográfica entre la güelfa Perugia y la guibelina ciudad de Todi, se vio inmersa en las luchas entre ambas facciones políticas durante gran parte de la Edad Media, siendo, por tanto, objeto de frecuentes asedios y saqueos.
La ciudad padeció, a mediados del siglo XV, una terrible epidemia de peste que redujo su elevada población a pocos cientos de habitantes, motivo por el cual su cerco de murallas tuvo que estrecharse. Por si fuera poco, a causa de los conflictos políticos que no dejaban de sucederse entre los distintos poderes fácticos que dominaban el centro de Italia y que apoyaban o los intereses del Vaticano o bien los del Imperio, podría decirse que Deruta no conoció la estabilidad social hasta casi la segunda mitad del siglo XVI.
Como consecuencia a esa larga serie de desastres, los primeros estatutos que se han conseguido encontrar proceden del siglo XIII y están redactados en latín. En ellos se menciona la vinculación existente entre la ciudadela y la poderosa ciudad güelfa de Perugia. Otro documento, fechado en 1465 y redactado en lengua vernácula, nos habla de la presencia de un gobernador enviado por Perugia, más cuatro “hombres válidos” elegidos a modo de concejales por los ciudadanos, lo que viene a confirmar que la ciudadela se encontraba en la órbita de poder de Perugia desde antes del siglo XIII, donde permanecería, de manera más o menos continuada, hasta la unificación de Italia.
El casco antiguo de la ciudad, magníficamente conservado, tiene el aspecto de una fortaleza medieval. Si accedemos a él por la Porta San Michele, nos encontraremos enseguida con los restos de los antiguos hornos de cerámica. La plaza más importante del centro histórico es la maravillosa Piazza dei Consoli, de forma rectangular. Esta plaza monumental cuenta con una espléndida fuente de 1848, con la Iglesia de San Francesco y con el grandioso Palazzo Comunale, del siglo XIV, anexo al cual està una imponente torre románica con ventanas arqueadas. El Palazzo Comunale, restaurado en el siglo XVIII, alberga en la planta baja la interesantísima colección de hallazgos arqueológicos de la zona. La primera planta es la sede de la Pinacoteca Comunale, en la que se conserva una serie importante de obras procedentes de la colección Lione Pascoli, donada en gran parte a la ciudad, y de las iglesias de San Francesco, de Sant’Antonio, de la llamada “dei Defunti di Ripabianca” y del antiguo Hospital de San Giacomo. Entre ellas destacan: la célebre “Madonna dei Consoli” (de la escuela del “Perugino”, de mediados del siglo XV); un soberbio estandarte religioso con la imagen de San Antonio Abad, obra del célebre Niccolò Liberatore “L’Alunno”, realizado entre 1465 y 1470, y el impresionante “San Rocco y San Romano”, representando a los dos santos con la vista panorámica de Deruta como fondo, atribuido inicialmente al pintor perusino Fiorenzo di Lorenzo y, actualmente, tras las investigaciones realizadas, se considera, sin embargo, que es una obra, de 1476, del genial Pietro Vanucci “Il Perugino”.
Por otra parte, en la “Saletta della Torre”, están preservados los documentos históricos de mayor relieve hallados en la ciudad, incunables y codigos miniados, destacando entre ellos un excepcional misal en latín de finales del siglo XIII: “Missale Fratrum Minorum”, que pertenecía a los religiosos franciscanos que se establecieron en Deruta.
El Salón del Consejo del Palazzo Comunale, conserva una obra maestra de la cerámica del siglo XX: el grandioso plato en el que se reproducen “Los Esponsales de la Santísima Virgen” de Rafael, obra de David Zipirovic, quien estuvo trabajando en Deruta entre 1923 y 1927.
En la segunda planta del Palacio se encuentra el “Museo Regionale della Ceramica”, que alberga cerámicas de gran valor comprendidas entre los siglos XIII y XX.

La Iglesia gótico-románica de San Francesco está situada frente al Palazzo Comunale. Procede de finales del siglo XIV, y ostenta una maravillosa fachada con puertas ojivales y una serie de ventanas arqueadas divididas en el centro por una columna. Un campanario esbelto y elegante, dotado también de ventanas arqueadas, flanquea la iglesia. El espléndido interior, con techos abovedados y cuidadosamente trabajados, y con partes del suelo aún cubiertas por las espléndidas baldosas originales de cerámica decorada a mano, aloja una serie de frescos votivos de gran valor de entre los siglos XIV y XVI. Independientemente de los pertenecientes a la Escuela de Siena, destacan: “La Virgen entre San Francisco y San Bernardino”, obra del célebre pintor perusino Domenico Alfani y “San Girolamo y Sant’Antonio” atribuido al también insigne pintor perusino Giovanni Battista Caporali. Junto a la iglesia se erige un antiquísimo convento franciscano, dotado de un claustro bellísimo. En este convento falleció, en 1264, el Papa Urbano IV.
Al final de una callecita encantadora, de nombre Via Mastro Giorgio, situada junto a la Piazza Benincasa, se alza la Iglesia de Sant’Antonio Abbate, que alberga distintos frescos de belleza sublime que representan a la Santísima Virgen, así como escenas de la vida del santo, realizados por los célebres artistas perusinos Bartolomeo y Giovanni Battista Caporali, padre e hijo, entre finales del siglo XV e inicios del XVI. En el Altar Mayor destaca una espléndida imagen en cerámica de San Antonio, del siglo XV.
La Iglesia della Madonna del Divino Amore, también conocida como de la "Madonna della Cerasa", está situada junto a la preciosa Piazza Cavour. Es una iglesia pequeña y refinada que procede de principios del siglo XIX. En su interior se alberga la célebre imagen de la “Madonna della Cerasa”, obra maestra del manierismo umbro del siglo XVI, del gran pintor Federico Barocci, nacido en Urbino hacia 1530.

Si disponéis de algo más de tiempo, os aconsejo que no dejéis de visitar el Santuario della Madonna dei Bagni, situado a 3 km. de Deruta, en dirección a la ciudad de Todi. El impresionante Santuario se construyó a finales del siglo XVII, para conmemorar un milagro realizado, en 1657, por una imagen en cerámica de dicha virgen, situada entre las ramas de un roble. Actualmente, es un lugar de culto al que acuden en peregrinación gentes de toda Umbría y de otras regiones italianas. Su magnífico interior cuenta con más de seiscientos ex voto en cerámica, todos ellos de singular belleza artística, y procedentes de entre los siglos XVII y XIX, que han convertido al Santuario en un peculiar museo de cerámica.
El Domingo de Resurrección, y en los días inmediatamente posteriores, parten del Santuario distintas procesiones solemnes de gran belleza. En esas mismas fechas, se celebran junto a él una serie de romerías populares, seguidas de festejos, que hacen que la ciudad de Deruta despliegue sus tradiciones más antiguas y hermosas.

Por supuesto, os voy a recomendar también un restaurante antes de concluir este artículo sobre la emblemática ciudad de Deruta. Se trata del Ristorante- Pizzeria “La Fontanina”, si bien su rótulo indica Ristor’Arte “La Fontanina”, y no es para menos, pues es uno de los lugares más bellos, más sorprendentes y mejor ambientados que he visto jamás. Estas pequeñas localidades de Umbría contienen joyas arquitectónicas dedicadas a la buena mesa que ya quisieran tener muchas capitales europeas.
Está en Via Solitaria, 14, en pleno casco antiguo de la ciudad, y está construido en una edificación del siglo XIII. El interior consta de un bar maravilloso (abierto desde las 10 de la mañana hasta las 11 de la noche) y de distintos comedores acristalados, con los techos abovedados, como si fueran invernaderos del siglo XIX, decorados con plantas y cerámicas espléndidas. Además, cuenta con una magnífica terraza ajardinada, con unas vistas panorámicas extraordinarias al Valle del Tíber, en la que comer o cenar cuando hace buen tiempo.
Están especializados en la cocina tradicional umbra, basada en suculentos platos de pasta, verduras, carnes, embutidos y quesos, además de una exquisita selección de pizzas hechas en horno de leña. Su carta de vinos ofrece los mejores caldos de la tierra, el “Sagrantino”, el “Montefalco”, el “Orvieto”, etc., así como un muy buen vino de la casa, a precio más que moderado.
Depende de lo que comáis y bebáis, podéis salir por entre 25 y 40 € por persona.
Una comida o una cena allí constituyen un verdadero lujo para los sentidos. Os aconsejo que no os perdáis esa oportunidad.

Sylvia