La ciudad está arrellanada sobre dos colinas, la Colina del Sole y la de Landoni. En su punto más elevado, Porta Sole (cuya altitud es de unos 490 metros sobre el nivel del mar) se encuentra la parte más antigua de Perugia, parcialmente rodeada por dos líneas de murallas: las de orígen etrusco y las medievales. El resto de la ciudad se desarrolla alrededor, en descenso, en perfecto equilibrio y orden cronológico hasta llegar a la parte más llana, el Pian de Massiano, que se encuentra a unos 275 metros de altura sobre el nivel del mar, por lo que su observación desde la distancia constituye una obra de arte en sí misma. Es como si su antiquísimo trazado se hubiera realizado ante el presagio de que, en el siglo XVI, la mirada genial del Perugino se fuera a posar en ella, para inspirarse, después, en la perfección de sus formas.
Cinco de sus barrios están rodeados por los restos de las murallas etruscas, compuestas por grandiosos baluartes construidos, en el III a.C., con piedras descomunales y casi exactas entre sí, y con siete impresionantes puertas de acceso a la que entonces fuera una importantísima ciudadela militar de Etruria.
Quiere decirse que cuando Roma aún no se había terminado de esbozar, Perugia -habitada desde el siglo X a.C.- en el siglo VI a.C. ya estaba configurada como ciudad por los etruscos. Tres siglos más tarde, la ciudad se encontraba en pleno apogéo y se había convertido en un objetivo tan codiciado, que hubo de ser fortificada para salvaguardarla.
No obstante, en el año 295 a.C., tras la Batalla de Sentino, tanto Perugia como la mayor parte de la región de Umbría pasan a formar parte de la administración romana, conservando una cierta autonomía de gobierno, lo que, entre otras cosas, está históricamente documentado por las inscripciones de esa época y posteriores, ya que los habitantes de Perugia y de su área siguen utilizando la lengua etrusca como medio de comunicación, romanizándose plenamente hacia el siglo I a.C. En el año 41 a.C., en tiempos de la guerra civil de Roma, la ciudad es presa de las llamas durante el Bellum Perusino, pero tal es su valor para Roma que, al cabo, el Emperador Augusto ordena su completa reconstrucción y, a partir de entonces, se la conocerá por todo el Imperio como Augusta Perusia.
Bueno, dejo en vuestras manos la prosecución con la apasionante historia de Perugia, y aunque aún me queda mucho por recorrer y visitar aquí, os voy a dar un itinerario indicativo, para que los que, como yo, seáis novatos en estas lides, os podáis mover, inicialmente, con una cierta soltura.
Os aconsejo que os situéis en la Piazza IV Novembre, la más emblemática de la ciudad, y en la que se encuentran monumentos y edificios tan impresionantes como: la Catedral de San Lorenzo, construida entre la segunda mitad del siglo XIV y finales del XV, en la que se conserva el "Sacro Anello" (la alianza de bodas de la Santísima Virgen); la Fontana Maggiore, una fuente medieval, de dos alturas, de una belleza sublime; el Palacio de los Priori, en cuyo interior se alberga el Museo Nacional de Umbría, y desde allí, paseando por el Corso Vannucci (bellísimo y elegante) lleguéis hasta la Piazza Italia, donde se encuentra la espectacular fortaleza, del siglo XVI, llamada Rocca Paolina. Después, entráis por Via Biagiotti, donde os encontraréis, al llegar a Via dei Priori, con el maravilloso Palazzo del Capitano del Popolo, del último tercio del siglo XV, de estilo renacentista, pero con visibles trazos góticos. Siguiendo por Via del Popolo, llegaréis a una de "las joyas de la corona": el Oratorio de San Bernardino, construido en la segunda mitad del siglo XV, por Agostino di Duccio, una obra maestra de la arquitectura renacentista, con un interior de una tal belleza y delicadeza que os dejará sin poder articular una sola palabra. Creedme.
No seáis impacientes, que ya os contaré más cosas de Perugia, según las vaya descubriendo, saboreando y asimilando...
Sylvia
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