domingo, 3 de febrero de 2008

Umbertide: Una diosa acariciada por las aguas del Tíber.



Esta preciosa ciudad medieval, de origen etrusco, está situada entre Città di Castello y Perugia, cerca de la línea fronteriza que separa la región de Umbría con la de Toscana, a 22 Km. al sur de Città de Castello, y a 35 km. al norte de Perugia, a cuya provincia pertenece.
Detenerse en Umbertide, considerada como la segunda ciudad de territorio del Alto Tiber, es un lujo para el espíritu y los sentidos en medio del recorrido existente entre Città di Castello y Perugia. Con independencia de lo anterior, ese territorio es tan sumamente hermoso e interesante, que invita a hacer “parada y fonda” en todos sus espacios y recovecos, pues en medio de esa naturaleza fértil y alegre, con la que ha sido bendecida por los dioses que la protegieron en la antigüedad, siempre surge una localidad medieval, un pueblo, una aldea, una fortaleza majestuosa erigida en la cima de una colina, o un yacimiento arqueológico en las faldas de otra, que hacen que nuestra admiración y respeto por esta región se acreciente por momentos, alcanzando cotas que, de no estar en Umbría, no habríamos imaginado jamás.

Umbertide está enclavada en el centro del Valle Alto del Tíber, a 250 metros sobre el nivel del mar, y cuenta con unos 16.000 habitantes. Posee una personalidad fuerte, de marcado carácter monumental, ensalzada por el perfecto estado de conservación en el que se encuentra.
La localidad está rodeada de colinas en las que abunda una vegetación radiante, al amparo del impresionante Monte Acuto. La atraviesa el mítico río Tiber cuyas aguas acarician las poderosas murallas que aún cercan la importante ciudadela que fuera en la Edad Media.


Desde los tiempos de la civilización umbra, fue una localidad rica gracias a su privilegiada posición original a orillas del Tíber, convirtiéndose en un destacado centro de intercambio comercial entre los umbros y los etruscos. Posteriormente, la conquistaron los romanos y la llamaron Pitulum. A mediados del siglo VI, fue arrasada por las tropas ostrogodas del Rey Totila, en su lucha contra el imperio bizantino por hacerse con el poder de la península itálica. Fue reconstruida entre los siglos IX y X, por los hijos de Uberto, Marqués de Toscana, y llamada, por tanto, “Fracta filiorum Uberti”. Pasó a llamarse Fratta y adquirió su actual denominación a partir de la reunificación de Italia, en honor del Príncipe Humberto de Saboya, quien sería Rey de Italia entre 1878 y 1900.

A lo largo de toda la Edad Media, Umbertide, entonces Fratta, se verá envuelta en las disputas por el poder entre los distintos feudatarios del territorio. No obstante, los recurrentes ataques y asedios, consiguió ser autónoma hasta el siglo XIII, cuando pasa a estar en poder de Perugia. En 1374, Perugia ordena la construcción de la impresionante fortaleza que, al día de hoy, sigue siendo el emblema de la ciudad.

La construcción de la fortaleza, conocida como “Rocca”, se prolongó hasta 1389, bajo la dirección del insigne arquitecto militar perusino Alberto Guidalotti, de acuerdo con el proyecto realizado por Angeluccio di Ceccolo, importante arquitecto de la época nacido en el área de la entonces Fratta.
La “Rocca” - que actualmente dedica varias de sus salas a destacadas exposiciones permanentes y temporales de arte contemporáneo, además de ser la sede museística del “Centro per l’Arte Contemporanea” - está formada por una torre cuadrada de más de 31 m. de altura, por casi 8 de anchura, situada frente al torrente Reggia, afluente del Tíber, con unos muros de más de 2 m. de espesor. La fortaleza se adentra en la ciudad mediante dos torreones redondos, unidos a la “Rocca” y un imponente baluarte cuadrado. Cuando se construyó, contaba con dos puertas de acceso, con sendos puentes levadizos, si bien ahora conserva solo la puerta que da a la bellísima Piazza Fortebraccio.
Tras un largo y cuidadoso proceso de restauración, llevado a cabo en la pasada década de los 80, la “Rocca” ha sido objeto de algunas reformas estructurales, como, por ejemplo, la conexión de la Piazza del Mercato con la Piazza Fortebracci, por medio de un pasaje interior, muy hermoso y amplio, excavado en la base del torreón izquierdo, que posibilita también el acceso directo al espléndido Teatro dei Riuniti, una verdadera joya de principios del XIX, en el que, entre los meses de noviembre y marzo, se lleva a cabo una de las temporadas más prestigiosas de teatro de la región de Umbría.

El centro histórico de Umbertide se desarrolla desde las murallas de la “Rocca” hasta la Piazza di San Francesco, situada en el llamado “Borgo Inferiore” (parte baja de la ciudad). En el centro histórico, caracterizado por su singular trazado urbano medieval, y su espléndida arquitectura, destacan una serie de iglesias impresionantes:
La fabulosa Colegiata de Santa Maria della Reggia, del siglo XVI, de planta octogonal y coronada por una cúpula magnífica. Su peculiar interior en forma de círculo, está delimitado por unas hermosísimas columnas de estilo dórico. Entre otras obras de arte, alberga unos lienzos de Niccolò Pomarancio (1553-1626) de valor incalculable.
La bellísima Iglesia di Santa Croce, del siglo XVII, barroca, suntuosamente ornamentada, que aloja un museo en el que se conserva el famoso “Descendimiento” de Luca Signorelli, nacido y fallecido (1443-1523) en la cercana Cortona (Toscana), que está considerado como uno de los grandes pintores del Renacimiento. Así mismo, el museo conserva la célebre “Madonna in Gloria con Bambino e Santi” de Niccolò Pomarancio, además de obras de destacados pintores de la escuela umbra de los siglos XIV, XV y XVI.
La elegante Iglesia di Santa Maria, de finales del siglo XV, que conserva un soberbio fresco del genial pintor perusino Bernardino di Betto “Il Pinturicchio” (1454-1513)
Así como las iglesias de San Francesco, del siglo XIV, y la de San Bernardino, del XVI, ambas muy hermosas y perfectamente conservadas.

A unos 5 Km. al norte de Umbertide se encuentra otra de las fortalezas más impresionantes y mejor conservadas del Valle del Tíber. Se trata del Castillo de Civitella Ranieri, construido entre los siglos XV y XVI. Está formado por cuatro cuerpos colosales, dos de los cuales son torres circulares, mientras que las otras dos son estructuras cuadradas.
La espléndida fortaleza domina la hermosa y exuberante llanura cercana.

El hecho de que me haya entusiasmado con el arte monumental que abunda en Umbertide, y que haya dejado un poco de lado su apasionante historia, no significa que vaya a cerrar esta página sin comentaros otra de las delicias de esta preciosa y próspera localidad. Umbertide es otra de las ciudades de Umbría que destaca por sus extraordinarios vinos D.O.C, al estar incluida en la ruta conocida como “La Strada del Vino dei Colli del Trasimeno”, en la que se producen, fruto de sus propios viñedos, vinos tan célebres como el “Sangiovese”, el “Grechetto”, el “Trebbiano”, el “Canojolo” o la “Malvasia”.

¿Dónde paramos a comer en Umbertide? Hay muchos restaurantes buenos tanto en la ciudad como en los alrededores, pero os aconsejo “Il Rustichello”, situado en Via Montessori, donde comimos el domingo pasado. Es muy bonito y agradable, y está muy cuidado, pese a carecer de pretensiones. Sirven una estupenda cocina local, basada en pastas hechas a manos, condimentadas, según su textura y grosor, con distintas y deliciosas salsas (los gnocchi con salsa de setas de bosque son sensacionales) así como una excelente variedad de carnes, desde caza, hasta cordero y ternera, tanto al horno, como guisadas o la brasa (¡el solomillo de buey a la brasa estaba de 10!). Los vinos de la casa, son los de la zona, muy buenos y absolutamente genuinos.
Podéis salir por unos 30 €, más o menos, por persona.

Nada caro, en mi opinión, teniendo en cuenta la calidad de la comida y la amabilidad y atención del servicio.

Sylvia

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