domingo, 20 de enero de 2008

Marsciano: Un museo itinerante de gran belleza natural y artística.








Marsciano, con unos 17.000 habitantes, es una localidad privilegiada, tanto por la belleza del territorio en el que se encuentra, por su monumental arquitectura, sus obras de arte, su ambiente, lleno de vida y de actividades, como por el bienestar de sus ciudadanos, gracias a su floreciente actividad, fundamentalmente artesanal, en los sectores de la madera; de la cerámica y terracota; del forjado del hierro; de la elaboración textil, a partir del hilo y del algodón, y de la alimentación, cuyos productos de primera categoría son fruto del inteligente y esmerado cultivo de su rico territorio agrícola y de su actividad ganadera.
La ciudad se encuentra en una llanura, a 28 Km. al sur de Perugia, la capital, y a unos 26 Km. al norte de la importante ciudad de Todi. Esta práctica equidistancia entre dos de las grandes urbes de Umbría, dominantes y adversarias entre sí a lo largo de la Edad Media por su distinto posicionamiento político, güelfa, la primera, y, guibelina, la segunda, habrían de marcar indeleblemente la historía de Marsciano, así como la constitución de una notabílisima arquitectura defensiva que se extiende, casi sin solución de continuidad, por toda su área territorial, a causa de las feroces luchas entre Perugia y Todi por la conquista y poder de Marsciano y de su área territoral. Alternancia esa que, salvo algunos interludios, se prolongaría hasta el Renacimiento, cuando, en el siglo XVI, entró a formar parte de la jurisdicción del Vaticano, donde permaneció casi continuadamente hasta su integración en el Reino de Italia, en septiembre de 1860.

Bueno, chicos, no sé qué mosca me habrá picado hoy, pero estoy en disposición de conceder una pequeña tregua a la historia y hablaros más detenidamente de la belleza y de las características de su entorno natural. Me va a costar lo suyo, pues no es precisamente mi especialidad, pero, como os lo merecéis sobradamente, vamos allá...

Marsciano se encuentra en el territorio conocido como "Laterizio" y está situada en el llanura del Valle Medio del Tíber, formada entre las cuencas del río Tíber y la de su caudoloso afluente, el río Nestore.

Su área territorial comprende un montón de pueblos y de aldeas preciosas, y muy interesantes tanto histórica como artísticamente: Cerqueto, Castello delle Forme, San Valentino della Collina, Olmeto, Villanova, Badiola, Spina, Migliano, Sant'Apollinare, Pieve Caina, S. Biagio della Valle, Castiglione della Valle, Mercatello, Monte Vibiano, Morcella, Compignano, Papiano y Santa Elena.
Ese área contiene todas las características naturales que distinguen a la hermosa región de Umbría. Se trata de unos campos fértiles, bañados por ambos ríos, además de torrentes y arroyos que discurren zigzagueantes y saltarines entre la naturaleza. Las llanuras están armonizadas por unas colinas verdes, de tonalidades cambiantes, onduladas y serenas, en cuyas faldas o cimas, a lo largo de la historia, se han erigido todas esas pequeñas localidades, presididas por castillos medievales, entre abadias, iglesias y ermitas diminutas y encantadoras.
Ese valle, en el que la naturaleza ha permanecido intacta e incontaminada, alberga espléndidos bosques, en los que, entre las más diversas especies de la flora mediterránea, sobresalen los robles y las encinas.
En las colinas, y junto a ellas, crecen las vides, los olivares, los girasoles y los cereales, cuyas distintas características y colorido conforman un paisaje lírico y amable, siempre vestido de fiesta, símbolo de la alegría por la abundancia que representa.

Lo anterior, resulta de tanto interés natural como arquitectónico y artístico, por lo que, estando por aquí, he oído en varias ocasiones referirse a ella como al "Museo Itinerante de Marsciano", al que acuden los naturalistas y los turistas con el propósito de conocer, además de la "planta noble", en la que se alberga la ciudad de Marsciano, todas sus otras plantas y respectivas salas, en las que se aloja su territorio, haciendo que su visita se prolongue tanto como den de sí su tiempo de ocio y sus bolsillos: quienes, solo por unos días y, quienes, por una larga temporada...

El casco antiguo de Marsciano, grande y muy bien conservado, aloja entre sus callecitas y plazas de trazado medieval, una arquitectura espléndida conformada por casas, palacios e iglesias que datan, fundamentalmente, de entre los siglos XIII y XIX.

Junto a los tramos del cinturón amurallado que aún perduran, en el que estuvo incluída la antigua ciudadela, surgen tres de las imponentes torres defensivas, de las siete que tuvo Marsciano, situadas a lo largo de sus murallas: la Torre Bolli, al sureste, la Torre Boccali, al este, y la Torre di Porta Vecchia al noreste. También resulta muy hermoso observar las fantásticas edificaciones medievales que están prácticamente unidas a los tramos de murallas que siguen en pie.

Frente a las torres Bolli y Boccali, se encuentra el magnífico Teatro Concordia, del siglo XIX, en el que se celebran los principales espectáculos cinematográficos, escénicos y musicales de la ciudad.

Delante del Palazzo Comunale (el Palacio del Ayuntamiento), obra estupenda del último tercio del siglo XIX, se encuentra el imponente Palazzo Pietromarchi, del siglo XIV, que, actualmente, es la sede museistica, asi como de muchas de las actividades culturales e iniciativas sociales de Marsciano.

La impresionante Iglesia de San Juan Bautista, patrono de la ciudad, se alza en pleno centro del casco antiguo. La iglesia original, del mismo nombre, se construyó a mediados del siglo XII, pero hubo que reconstruirla a finales del siglo XIX, si bien respetando sus características románicas externas. Anexo a ella se encuentra un espléndido campanario del XIX, en el que, a unos 15 metros de altura, está incluída una bellísima estatua de San Juan Bautista. En la cúspide, se encuentra un original y gran reloj, que no solo marca las horas, sino que también los días de la semana, los del mes, los meses del año y las fases de la luna. Ese insólito reloj, de factura muy hermosa, lo creó un artista y joyero lugareño de la época, llamado Salvatore Salvatorelli.
El interior de la iglesia es de estilo gótico, con una nave central y dos laterales. Está ornamentado con bellísimas obras de arte, entre las que destacan un lienzo del siglo XVI, de la escuela perusina, que representa "La Majestad de la Virgen con los santos"; un espléndido crucifijo de madera y un tabernáculo maravilloso, también de madera, del siglo XVII; un lienzo del célebre pintor umbro Vincenzo Chialli (1787 -1840) y cuatro singulares altares de terracota, obras, respectivamente, del prestigioso arquitecto umbro del XIX, Nazzareno Biscarini, y del gran escultor Antonio Ranocchia, nacido aquí, en 1915, y fallecido en Perugia, en 1989.


Además de otras iglesias preciosas, como la de Santa Margherita y la de San Francesco, ambas del siglo XIII, y las Iglesias de la Madonna delle Grazie y de Santa Maria delle Vigne, las dos del siglo XVI, en las que se conservan sendas importantes series de frescos de la escuela perusina de ese mismo siglo, hay tres museos en Marsciano que os van a encantar.
El más importante y exclusivo por el tipo de arte que alberga es el "Museo Dinamico del Laterizio e delle Terrecotte". Lo anterior, significa "Museo Dinámico del ladrillo y de las terracotas". Evidentemente, no se trata de ladrillos cualquiera sino de un ladrillo singular cuyo origen se remonta a la civilización romana y que, desde entonces, se ha utilizado fundamentalmente para los pavimentos y fachadas de las construcciones representativas, por el alto coste de su elaboración. Los ladrillos se fabricaban a base de arcilla depurada en agua y desgrasada con arena, secados primero al sol y, después, en hornos a temperaturas altísimas. Por lo que me han explicado, parece tratarse de un proceso parecido al que se realiza con la cerámica. Tienen múltiples formas y, a veces, están grabados.
Este espléndido museo, infrecuente, en su género, pero que, además, alberga piezas en terracota de enorme valor artístico e histórico, tiene una sede central expositiva en el Palazzo Pietromarchi, mientras que el resto de las "sedes" son itinerantes, en la medida que están diseminadas por todo el territorio de Marsciano (por eso se le conoce como el territorio del "Laterizio") y presentes en los palacios, castillos, iglesias y demás monumentos que, desde los tiempos de la antigua Roma en adelante, se construyeron utilizando ese peculiar y lujoso ladrillo. Asimismo, en el Palazzo Pietromarchi, se pueden admirar distintas obras de arte, entre ellas un espléndido fresco de comienzos del siglo XVI, de la escuela del gran "Pinturicchio", que representa a la Virgen en el Trono, con el Niño, los ángeles, San Silvestre y San Roque.

Los otros dos museos, situados ambos en el centro de la ciudad, son: el "Museo delle Conchiglie" o sea, el "Museo de las Conchas", que conserva más de 3.000 ejemplares, la mayoría insólitos y de gran belleza, prodecentes de todos los mares y océanos de este mundo, y el "Museo del Vino e delle Etichette ed Ex Libris Tesei Carloni". Este museo expone botellas de vino del mayor prestigio nacional e internacional (cuenta con unas 8.000), además de etiquetas para botellas de vinos (unas 85.000) muchas de ellas muy antiguas y de gran interés, además de curiosísimas, así como uno 1.500 ex libris cuyos argumentos versan, en general, sobre temas gastronómicos y enológicos.

Bien, si me prometéis que no váis a dejar de visitar los pueblos y aldeas medievales del territorio del "Laterizio" os digo, a renglón seguido, donde podéis comer en Marsciano. En ese recorrido, me refiero de manera muy especial a: Sant'Apollinare, una pequeña ciudadela presidida por un castillo imponente; Cerqueto, cuyas iglesias albergan verdaderos tesoros pictóricos, incluso de la escuela del genial "Perugino", o el impresionante conjunto arquitectónico que forma la Fortaleza de Monticelli, situada en la ciudadela de Castiglione della Valle, que incluye una iglesia diminuta del siglo XII, de una belleza sublime, afrescada por el insigne pintor toscano del siglo XIV Meo da Siena.
Toda esa riqueza natural, monumental y artística, os va a dejar una huella indeleble en el conocimiento y en el corazón, os digo, rápidamente, dónde podéis comer en Marsciano.

Aquí está el "renglón seguido":
Estuvimos comiendo en un restaurante-pizzeria que se llama el "Bistrot", situado en Piazza Carlo Marx, casi en el centro de la ciudad. De aspecto muy agradable y confortable, el local está especializado en cocina umbra: embutidos y quesos estupendos, además de una tarta (salada) de queso, cremosa y extraordinaria, pasteles (salados) de "ciccioli" (una especie de "chicharrones"), "bruschette" (tostas pequeñas condimentadas con aceite de oliva virgen y con los más variados ingredientes) y , por supuesto, una gran variedad de pastas hechas a mano, con salsas de carne o de queso, o de setas perfumadas del bosque, con trufa rallada por encima, en fin, preparadas de mil maneras, así como las famosas carnes de caza, de vacuno y de cordero de la región, guisadas, al horno o la brasa. ¿Las pizzas? ¡Excelentes!.
En cuanto a los vinos, teniendo en cuenta que las colinas de Marsciano están comprendidas en una de las rutas de vino más prestigiosas de Umbría "La Strada dei Vini del Cantico", podéis pedir cualquier blanco, rosado o tinto procedente de esa ruta, que en el "Bistrot" suelen ofrecer como "vino de la casa".
Si termináis la comilona con algún postre típico, el "torciglione", o la "roccia" (una especie de "brazo de gitano", relleno de crema, chocolate y frutos secos) que están deliciosos, pedid, también, una copita del exquisito vino dulce "Vin Santo". Nosotros, tuvimos que caerles muy bien, pues a la copita final nos la ofreció la casa...
Calculad entre 25 y 35 € por "barba", ya que supongo (no espero menos de vosotros...) que invitaréis a las señoras o señoritas que os acompañen ¿no?. Por favor, no seáis ni desconsiderados ni "roñas", que lo menos que se merece el "Laterizio" es estar a la altura de sus ciudades y paisajes maravillosos.

Sylvia

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