martes, 12 de febrero de 2008

Narni: La espléndia patria chica del mítico capitán de ventura Erasmo da Narni "Il Gattamelata".




Estamos ante una de las ciudades más hermosas de la Edad Media, entre las muchas que componen el sobresaliente patrimonio medieval de Umbría.

Narni se encuentra al sur de esta región, a 13 km. de la ciudad de Terni, a cuya provincia pertenece, así como a unos 100 Km. al norte de Roma, y a la misma distancia, al oeste, de las hermosas costas del Mar Tirreno.
Esta ciudad, con una población de más de 20.000 habitantes, es una de las más notables de las situadas dentro del recorrido llamado “Le Vie Francescane” (La Ruta Franciscana), que incluye a todas aquellas localidades de Umbría desde las que los visitantes o peregrinos pueden encaminarse a Asís y que, además, conservan referentes importantes de la vida o de la obra del santo patrón de Italia.
La ciudad de Narni, situada prácticamente en el centro de la península itálica, está arrellanada en una bellísima colina cubierta de una vegetación frondosa, entre la que destacan innumerables olivos, y desde la que se domina la llanura conocida como Valle del Nera, formada entre la garganta del río Nera y la Cuenca Ternana. Por otra parte, la cima de la colina boscosa, a 332 metros sobre el nivel del mar, está presidida por la impresionante “Rocca dell’Albornoz”.

La construcción de esta descomunal fortaleza se concluyó hacia 1370. Se levantó por iniciativa del cardenal, hombre de armas e ilustre estadista español Gil Álvarez Carrillo de Albornoz, nuncio del Papa Inocencio VI - con sede en Aviñón - ante la Iglesia de Italia, donde permaneció hasta su muerte en 1367, contribuyendo en gran medida a la reorganización de los Estados Pontificios. En Italia se le conoce como Cardenal Egidio Albornoz, pues está claro que a los italianos, como a la mayoría de los pueblos occidentales, les suelen producir vértigo las dimensiones de algunos apellidos españoles, por lo que os aconsejo que, aquellos de vosotros que posean apellidos a los que les cabría la consideración de “inconmensurables”, os vayáis acostumbrando a que os nombren solo por una parte o, incluso, una partícula de ellos.
Bueno, como os decía, el Cardenal Albornoz (a la italiana…) fue quien quiso que se construyera esa fantástica fortaleza sobre los restos de otra que, en el siglo XII, ordenara levantar el Emperador Federico I de Hohenstaufen, aquí conocido como Federico “Barbarroja”, siempre con el fin de facilitar el discurso.

Lo anterior, sirve para ilustrar hoy en día la importancia estratégica que siempre tuvo Narni en el territorio, desde que, hacia el año 300 a.C. ya fuera una colonia de Roma, con el nombre de Narnia, y en el 233 a.C., se constituyera en un asentamiento militar romano de primera magnitud, junto a la Via Flaminia, pasando, en el año 90 a.C., a ser nombrada municipio.

Además de su carácter defensivo, la “Rocca dell’Albornoz” se construyó para que fuera una suntuosa residencia feudal, digna también de ofrecer alojamiento a altos mandatarios eclesiásticos y políticos. La planta noble se estructuró como residencia y el resto de la fortaleza se organizó para alojar a la guarnición y preservar el arsenal de armamento.
La fortaleza forma un cuadrilátero con un torreón a cada lado. El torreón central, el de mayor envergadura, está compuesto por dos torres anexas. Para reforzar su defensa la “Rocca dell’Albornoz”, se rodeó de un foso tan amplio como profundo y de dos cinturones de murallas.
Actualmente la célebre “Rocca” es patrimonio de la ciudad de Narni. La fortaleza está perfectamente restaurada y su interior conserva toda su magnificencia original.

Si bien se sabe que la presencia del hombre en la zona procede del Neolítico, la historia de Narni se remonta al año 600 a.C., cuando se llamaba Nequinum y estaba habitada por la antiquísima civilización umbra.
De la romanización han quedado numerosas muestras de gran valor, como el Ponte Augusto, del año 27 a.C., que está considerado como uno de los puentes más grandiosos de la época que aún siguen en pie, construido para que la Vía Flaminia pudiera atravesar el caudaloso río Nera. El puente cuenta con una arcada imponente de 19 metros de anchura.
Por otra parte está el célebre Acueducto della Formina, que procede del siglo I a.C., y consta de 13 Km. de longitud. El acueducto empieza en un pueblecito encantador llamado Sant’Urbano y termina en Narni. Además, de acuerdo con los escritos y tratados de Estrabón y de Tácito, en la cercana población de Stifone, perteneciente al municipio de Narni, era donde se encontraba el importante puerto que Roma había emplazado en esta área territorial, habida cuenta de que en aquellos tiempos el río Nera era navegable.

Narni conserva intactas sus características medievales, que están presentes en las plazas, en las callecitas y callejones, así como en su espléndida arquitectura, repleta de iglesias y de palacios aristocráticos.
La plaza principal es la Piazza dei Priori, que está considerada como una de las más bellas de la Edad Media en Italia. Aquí se encuentra el gran Palazzo Comunale, del siglo XIII, que cuenta con una fachada bellísima con bajorrelieves románicos y una pequeña logia. Actualmente es la sede del Ayuntamiento de Narni. Su magnífico patio interior alberga una colección de vestigios y de objetos antiquísimos, de gran interés arqueológico, además de un pozo singular del siglo XV. Entre las obras de arte albergadas en su interior destaca el famoso retablo de Domenico Ghirlandaio, de 1486, alojado en el “Salón del Consejo”, que representa “La Coronación de la Santísima Virgen”.
En dicha plaza se encuentra también la Loggia dei Priori, de la misma época. Se trata de una hermosa tribuna a la que se subía el pregonero para leer al pueblo los edictos de las autoridades.

La Catedral de Narni, llamada Il Duomo di San Giovenale, el patrón de la ciudad, está en la preciosa Piazza del Duomo. La Catedral constituye un ejemplo magnífico de la arquitectura de la Alta Edad Media. De estilo románico, se construyó alrededor del antiguo Oratorio de San Cassio, entre los siglos XI y XII. Cuenta con un pórtico del siglo XV, bajo el cual hay dos portones de entrada: uno renacentista y otro del siglo XII. La iglesia está coronada por una magnífica bóveda de estilo gótico y alberga numerosas obras de arte, entre las que destacan las realizadas por el célebre pintor y escultor sienés Lorenzo di Pietro “Il Vechietta” (siglo XV) y por los prestigiosos pintores Lorenzo y Bartolomeo Torresani (siglo XVI), hermanos, nacidos en Verona, pero activos fundamentalmente en las regiones de Lacio y Umbría.

Junto a los Jardines de San Bernardo, que constituyen un balcón privilegiado al fabuloso Valle del Nera, se encuentran los legendarios pasadizos subterráneos de San Domenico, pertenecientes al conjunto arquitectónico, del siglo XIII, formado por el Convento di San Domenico y la iglesia del mismo nombre. La Iglesia de San Domenico, de estilo románico, tiene una torre altísima y dos portones de entrada. El principal, está exquisitamente tallado con bajorrelieves que representan a la Santa Cruz y a los Apóstoles, rodeados por un sarmiento del que sobresalen hojas, flores y pájaros. El conjunto arquitectónico religioso alberga actualmente la Biblioteca Municipal de Narni.
La planta interior de la iglesia es de crucero latino. Las naves están separadas por arcadas sustentadas en pilares magníficos. La iglesia conserva un número incontable de obras de arte pictóricas, escultóricas y arquitectónicas. Entre las pictóricas destacan los frescos del célebre pintor umbro Federico Zuccari (siglo XVI), describiendo escenas del Antiguo Testamento, así como una bellísima “Anunciación”.
Las obras de arte de carácter escultórico y arquitectónico componen y ornamentan las bellísimas capillas del siglo XV, situadas a ambos lados de la iglesia. Entre ellas sobresale la “Cappella di Gattamelata”, la magnífica capilla privada de la familia de Erasmo da Narni, apodado “Il Gattamelata”, nacido en Narni en 1370 y fallecido en Padova en 1443.
Erasmo da Narni fue uno de los capitanes de ventura más célebres de la Italia de su tiempo, llegando a ser Capitán General de la República Serenísima de Venecia. La mítica figura de “Il Gattamelata” y sus heroicas gestas inspiraron a grandes genios del arte, entre ellos a Donatello y a Giorgione. El primero realizó la imponente estatua ecuestre emplazada en la ciudad de Padova, de la cual hay una réplica, más pequeña, en el Palazzo Vescovile de Narni. El segundo ejecutó un magnífico retrato suyo, del que hay una copia del siglo XIX, realizada por Pietro Camuccini di Scarperia, que está albergada en el Palazzo Comunale de Narni.

Narni recuerda a "Il Gattamelata" en multitud de sitios, rincones, y palacios. Está orgullosa de ese guerrero, hijo de esta hermosa ciudad, cuya sola presencia hercúlea hizo temblar a una gran parte del centro y del norte de Italia, entre finales del siglo XIV - cuando lo descubre otro famoso capitán de ventura: Braccio da Montone - y 1439 - cuando, ya muy enfermo, se retira a Padova, donde morirá 4 años después -.

No dejéis de visitar su casa natal, en Via Gattamelata, una calle preciosa flanqueada por un trecho de murallas que llevan su nombre, ni tampoco dejéis de ir a comer o a cenar a un restaurante estupendo, cuyo nombre y decoración interior están dedicadas a él. Se trata del Ristorante “Il Gattamelata”, situado en Via Pozzo della Comunità, 4, en pleno casco antiguo, desde el que se ve la Catedral.
Es precioso y se come de maravilla. Os aconsejo los “ravioli” de venado con mantequilla y queso “pecorino” y el cordero lechal en su jugo con alcachofas. ¿Los vinos? Pues los de aquí, claro. Estamos en un territorio vinícola por excelencia, con unos vinos soberbios: los DOC “Colli Amerini”.
Os va a encantar. Si compartís algunos platos (las raciones son muy abundantes) podéis salir por unos 35 ó 40 € por persona.

Mañana sigo, que todavía tengo muchas cosas que contaros sobre Narni.

Sylvia







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